jueves, 1 de abril de 2010

¿ES SOLO SEXO Y NADA MAS?

Si en una pareja la intimidad se hace rutina, el riesgo de una ruptura es inminente, pues la parte de los sentimientos amorosos, que liga y une a las personas, queda marginada

Las relaciones sexuales suelen ir ligadas a sentimientos afectuosos para con la otra persona, lo que genera un interés en su satisfacción, incrementando así el placer. En algunos casos, sin embargo, se tiene contacto sexual por el sexo mismo. Una “canita al aire” describe lo que ha sido una relación sexual sin mayor implicación, a veces bajo los efectos del alcohol o de la irresistible atración sexual que la otra persona ejerció sobre uno.

En la adolescencia, los impulsos sexuales suelen llevar, sobre todo a los varones, a mantener relaciones sexuales atraídos sólo por el físico y el puro deseo sexual. En estos casos, la satisfacción de la otra parte no se toma en cuenta, pues ni siquiera se piensa en considerarla dada la urgencia del desahogo sexual.

En algunas situaciones de pareja, sobre todo cuando hay distanciamiento afectivo, también se dan estas relaciones sexuales, en las que la persona utiliza a su parej para calmar su tensión sexual, sin tomarla en cuenta. La pareja se siente “usada”, quedándose con una sensación de vacío emocional y de insatisfacción sexual.


El sexo por el sexo, en el caso masculino, tiene su modelo ancestral en la prostitución. En este tipo de relaciones en las que el hombre contrata un servicio sexual, sin importarle lo que sienta la otra persona y quien se prostituye alquila su cuerpo a cambio de dinero, desconectándose de cualquier sentimiento o deseo sexual con su cliente.

Para algunas personas, este tipo de contacto sexual llega a ser una obsesión y necesitan tener relaciones con muchas personas sin ligarse emocionalmente; viven las relaciones sexuales como si tratarán de hacer una colección que les da seguridad en sí mismos, como en el caso de los excesos sexuales y de las ninfomanías. En otros, obedece a una necesidad inconsciente para contrarrestar sus miedos a la impotencia —“mientras más sexo tenga, menos posibilidades habrá de que lo sea”, piensan—.

Cuando el contacto se da de manera ocasional y esporádica, puede ser satisfactorio para quien lo practica, no así para quien es objeto de dicha relación.
Si en una pareja el sexo por el sexo se hace rutina, el riesgo de una ruptura es inminente, pues la parte de los sentimientos amorosos, que liga y une a las personas, queda marginada, provocando que el interés personal se enfríe porque en esas circunstancias suele disfrutar uno de los dos, en demérito del placer del otro. Pero también existen las parejas que deciden relacionarse sólo por el placer sexual que ambos obtienen; han llegado al acuerdo de disfrutar sólo de la relación sexual sin mayores compromisos. Se sienten atraídos físicamente y saben disfrutar del intercambio sexual sin esperar ni desear nada más de su relación sexual. Suelen ser los amantes que simple y sencillamente quieren disfrutar uno del otro. Los problemas surgen cuando uno de los dos desea algo más que el sexo.

Cuando el interés y el deseo sexual se han visto afectados por los problemas de la convivencia, en algunas parejas se suele aceptar este tipo de contacto con tal de que la pareja “no se enoje” o “no lo busque en otro lado”. Son personas que se dejan usar sin participar ni disfrutar de la relación. Desconectan sus emociones con la consecuente frustración sexual y afectiva. Para resolver estas dificultades, la pareja debe dialogar sobre sus sentimientos y llegar a acuerdos que beneficien a ambos. Si no lo logran, se debe buscar ayuda profesional.

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