jueves, 12 de enero de 2012

INVICTUS

Desde la noche que sobre mí se cierne,
negra como su insondable abismo,
Agradezco a cualquier dios que pudiera existir
Por mi alma inconquistable.

Caído en las garras de la circunstancia,
nadie me vio llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino,
Mi cabeza sangra, pero no se inclina.

Más allá de este lugar de lágrimas e ira
Es inminente el Horror de la sombra,
Y sin embargo la amenaza de los años,
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.

No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigo la sentencia.

Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma.

William Ernest Henley,

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